El yacimiento en el que se encuentra el Balneario Romano de Fortuna se definió por primera vez en 1984 gracias al trabajo realizado por Gonzalo Matilla para contextualizar arqueológicamente la Cueva Negra de Fortuna. Pese a que en mismo lugar habían existido unos baños modernos que funcionaron hasta el primer tercio del siglo XIX, el paraje era conocido como “Los Baños Moros” ya desde finales del XIX.
Hasta el momento se ha excavado en dos zonas, Una correspondiente a una hospedería o edificio de servicios al que están asociados dos grandes aljibes de planta ovalada y otra en la que se encuentra tanto el edificio balneario romano, como los baños de época islámica, del siglo XV y del siglo XVII al IX.