En los miles de invernaderos de plástico situados en la costa granadina, crecen verduras de excepcional calidad, que se exportan principalmente al norte de Europa.
Esta agricultura supone un desafío diario a las condiciones semidesérticas donde se encuentra localizada. En numerosas ocasiones, hay que añadir la presencia de desniveles de vértigo, salvados con abancalamientos de las laderas originales.